Respuesta 1:
A mucha gente de todo el mundo le gusta este manjar salado. Sobre todo en Rusia, donde la mayor parte del caviar se enlata. Caviar Petrossian es una de las empresas más conocidas del mundo. He hecho este manjar innumerables veces como chef privado. Algunas personas lo disfrutan en tortillas finas, mientras que otras lo prefieren envasado con patatas poco cocidas o simplemente untado sobre una tostada con crème fraiche (versión francesa de la nata agria). Le recomiendo encarecidamente que lo pruebe si aún no lo ha hecho. Quedará cautivado en el instante en que las diminutas huevas de esturión «salten» en su lengua, proporcionándole ese notorio sabor a salmuera.
Respuesta 2:
No puedo hablar por los demás porque no sé cómo son, así que hablaré por mí.
Estas son las razones de mi adicción al caviar:
Me transporta a mi juventud.
una época de mi vida, desde los 5 años hasta los 10 aproximadamente, en la que no tenía demasiados problemas y mi familia era bastante acomodada (era fuera de EE.UU.)
El sabor me atrae.
El caviar salado es sencillamente delicioso con pan y mantequilla adecuados (una combinación de pan blanco denso y una mantequilla cremosa, irlandesa en particular), y emparejado con un poco de té dulce, ¡estoy en el cielo!
El elemento de exclusividad me atrae.
Incluso ahora, en mi zona, donde la gente tiene un estilo de vida decente, mucha gente desconoce el caviar, así que puedo mostrar con orgullo mis raíces europeas; y los que lo conocen intercambian miradas de complicidad conmigo cuando el colegio de mi hijo celebra una semana cultural (y yo llevo estas delicias para compartirlas con otros padres).
Es costumbre celebrarlo en Nochevieja.
A mi marido aún no le ha entusiasmado, y no, no dejaré que el caviar se «bañe» con cerveza, como sugirió una vez (la verdad es que es gracioso) 🙂
Es una especie de señal.
Es una señal, al menos para mí, de que las cosas van bien en mi vida y de que tengo un poco más para gastar en este pequeño lujo.
